Cuando el invierno llega al bosque, la comida de los animales escasea. Siguiendo el rastro de una zanahoria hemos encontrado un grupo de animalitos amigos que nos enseñan como comparten con alegría aquello que el bosque les ofrece. ¡Qué suerte tener buenos amigos! Este bonito cuento encadenado puede despertar a los niños y niñas el significado de la ayuda mutua y cómo lo que se da desinteresadamente retorna siempre de otra manera.
Va acompañado de una receta de un pastel de zanahoria y de un juego de dedos.